DondeNadieNada

Nunca pensé que abrir un foro en mi casa (doy por sentado que diseñar un blog personal, con dirección propia, es montar casa. Virtual, pero casa al fin) significara tanto trabajo, y tanta inseguridad sobre los resultados. No me refiero, por supuesto, al resultado de la mayor o menor (o ninguna) participación externa en él. Doy por sentado que esa participación, siendo Nadie, difícilmente provoque embotellamientos ante la puerta. Lo que me preocupa es no saber si la muy particular arquitectura de este mundo virtual permitirá las características que deseo para dicho foro. Los Técnicos que han sufrido mis rarezas al respecto (agotados y al borde del suicidio, o del Nadiecidio) miran al cielo, juran que más no pueden hacer, y que, por favor, déjese usted de joder, ya veremos qué pasa. En esas estamos, en el momento de abrir la puerta.

¿Cuáles son mis rarezas…? Deseo para los demás lo mismo que desearía para mí mismo, en el caso de intervenir en un foro. O sea:

Libertad para expresarme con la largueza que se me dé la gana. Quiero decir, que ningún programa previo limite a un par de líneas iniciales mi exposición, escondiendo el resto tras un cartelito del tipo de “si quiere seguir leyendo esto tique aquí”. Ya que escribir con libertad significa, entre otras cosas, no tener que volverse loco, intentando que esas primeras palabras se parezcan a un anuncio de publicidad, y “atrapen” al lector, para que no salte de inmediato a otro comienzo más “atractivo”. Sí, ya sé que internet funciona así. Pero internet es un medio técnico, igual que lo es un coche, o la televisión, o el teléfono. Y yo, si me compro un coche, es para usarlo, no para que me use él. La esclavitud, con respecto a los medios técnicos, está programada concienzudamente por las grandes empresas que nos gobiernan. Eso es verdad, y no siempre resulta fácil deslindar, lo que necesitamos realmente de lo que sibilinamente nos imponen. Sin embargo, es igual de cierto que la esclavitud aberrante en que nos hallamos, no sería posible sin la vergonzosa voluntad de esclavizarse que demuestra el hombre. Me niego a esa esclavitud ante lo “establecido”, mientras haya una mínima posibilidad de evitarlo, y vivir de acuerdo a mis propias leyes. Está claro que no obligaría a nadie a compartir esto. Por eso explico tan largamente lo que intento, y aún no sé si conseguiré, con el foro en mi blog. Y sirva también esto de ejemplo dentro del ejemplo. Porque no sé si a alguien puede interesarle lo dicho hasta ahora. De la misma forma que, a lo mejor, sólo se queda con cuatro palabras de la línea 22. Pero, para que eso suceda –con las mismas posibilidades que cualquier otro texto que haya entrado-, es imprescindible que todos estén completos y a la vista. Ya decidirá, quien abra el foro, leer lo que quiera, hasta donde quiera, seguir con otro o no, e insertar algo propio o no.

También me niego a que aquí se clasifique por “temas” el debate. Pienso que todo tema es, en principio, interesante. En todo caso somos nosotros quienes lo hacemos aburrido o superficial. Y también que, dentro de cada tema, es harto probable que se desarrollen cien más. O sea, veo idiota asegurar que vamos a hablar de “fútbol”, como si fuéramos capaces de evitar que se cuele el tema de los “nacionalismos”, de las “desigualdades e injusticias económicas”, o la discusión entre “creatividad y sacrificio”, por ejemplo. ¿Cuál de los entrecomillados es el adecuado? Empezando por cualquiera de ellos podríamos llegar a los otros. ¿Alguno estaría engañando sobre el contenido, más que otro? Todo está relacionado con todo, y eso es lo primero que habría que entender, antes de dejarnos cuadricular y manipular por letreritos: “¡Pica aquí, este tema seguro que te interesa!

No pretendo vender nada. Esto no es un súper mercado de ideas. Y no es broma. Es muy fácil manipular (o llamar la atención, digamos). Esa misma parrafada anterior podría titularse: “Desacuerdo con la división por temas”, o: “¿Mi cerebro es bobo?” Y puedo asegurar que, mientras uno de los títulos captaría de inmediato el interés, al otro no se lo miraría ni de pasada. Ya estamos otra vez en lo primero que planteaba. En lugar de entrar a opinar, o discutir tranquilamente, de lo que quieras, hay que diseñar un comienzo de discurso, y un título, que garanticen el que te sigan. Perdonen la expresión, pero vaya mierda. En todo tipo de espectáculos, conferencias, o reuniones, hay veces que he tenido que salir huyendo del pestazo ofrecido, por más rimbombante y logrado que fuera el título.

Vamos a ver: Pretendo crear un espacio donde todos podamos entrar en igualdad de condiciones. Donde cada intervención figure completa, y por estricto orden de llegada. “En referencia a lo que dice Pepa Paredes, planteando posibles paros puntuales, yo creo que…” ¡Ya está! Y a quienes no les interese ni lo de Pepa, ni la respuesta, siguen a su aire y se acabó. Más largo, más corto, cabreados, con humor, sesudos… Y sí, por supuesto: La Casa se reserva el derecho de admisión. Sin el menor remordimiento borraré todo aquello que entre en el terreno de la violencia, el fanatismo provocador, o el insulto gratuito. Y no hablo de moral (¡Por favor, vendedores de biblias abstenerse!), sino de ética. Si invitas gente a charlar en casa, lo mínimo es garantizarles tranquilidad y respeto. Me gusta aprender, y sé que todos tenemos algo que enseñar. Me gusta quien discute, incluso apasionadamente, exponiendo racionalmente sus razones. Hay pocas cosas más enriquecedoras que la charla entre amigos, recomendándose libros, discos, películas, mostrando sus propios trabajos, valorando y criticando los ajenos, etc.

Por suerte, la lista de posibilidades es tan amplia como la capacidad del hombre para comunicarse, cuando quiere hacerlo. Y, aunque es lógico pensarlo, aclaro que también es aquí, en el Foro, donde se puede intervenir y enjuiciar los contenidos expuestos en el resto de apartados del Blog. Si hablar con Nadie, o con quien sea, y de lo que sea, en casa de Nadie, te mueve la bilirrubina, desde ya tienes el lugar.