Este cuarto libro de la saga Nubedil encuentra al protagonista pidiéndole a un amigo la llave de su cabaña de pesca, junto al lago de Carlos Paz, dispuesto a aislarse hasta resolver, o al menos entender las múltiples encrucijadas en que se halla.

  El amigo, preocupado por lo poco que sabe y lo mucho que sospecha, decide acompañarlo, y emprenden la aventura de un doble viaje: El físico, a través de brumas nocturnas, espesos bosques, y resplandecientes colinas. Y el interior, no menos brumoso, complejo, y rico en descubrimientos.

  Una novela extraordinaria. Llena de sorpresas, humor, magia, suspenso, situaciones desopilantes, o peligrosas; diálogos que son un compendio de comunicación y pensamiento, soliloquios en los que brilla la poesía, y monólogos que bajan a las más profundas regiones del dolor y el conocimiento. Además, el entorno en que se mueven funciona como un tercer personaje, mitológico, aportando fantasmas o realidades complementarias a la búsqueda de los amigos.

  Una obra imprescindible en el actual panorama de la literatura en castellano.

Beatriz Masiá.